Saturday, December 26, 2020

TERROR EN EL HOSPITAL EN BUSCA DE AYUDA PARA LUCHAR CONTRA COVID 19

 MI VISITA AL HOSPITAL MONTEFIORE EN EL BRONX PARA COMBATIR MIS SÍNTOMAS DE COVID 19 FUE INACEPTABLE Y CONTRA TODOS LOS ESFUERZOS QUE EL HONORABLE GOBERNADOR DE NUEVA YORK ANDREW M. CUOMO Y SUS COLABORADORES HAN HECHO PARA AYUDARNOS A COMBATIR ESTE VIRUS MORTAL.

 El 21 de diciembre de 2020, llamé a la Línea de Ayuda del Estado de Nueva York para Covid 19. La fiebre de 103 y la tos persistente me impedían hablar. La atención que recibí fue excelente e inmediata. El doctor sugirió que yo debería  ir a un hospital.  El 23 de diciembre de 2020, mis condiciones médicas empeoraron, 8 días luchando por mí misma contra el virus, me quedé sin Tylenol y no tuve más remedio que ir al Hospital Montefiore en el Bronx. Tomé los servicios de Uber y llegué al hospital alrededor de las 10:30 a.m. Una enfermera tomó mi temperatura y luego quedé sola. La máscara no me dejaba respirar y sentía ahogarme con la tos. La gente que pasaba a mi lado me ignoró. Le pedí ayuda al guardia de seguridad y me sugirió que fuera al estacionamiento de ambulancias. El clima frío me permitió estar allí por poco tiempo.

 A las 12 p.m. finalmente me llevaron a una habitación y recibí dos Tylenols. Estuve sentada en una silla incómoda y mis piernas empezaron a lastimarme. Dos horas más tarde en vista de que nadie venía a revisarme salí de la habitación para quejarme por el del largo tiempo de espera. La gente de la recepción parecía sorprendida de haberme olvidado. Un hombre vino y me llevó para que me hicieran una radiografía del tórax. Después de eso me dejaron en la zona naranja asignada a pacientes de Covid-19. Conocí a una mujer que era confirmada para Covid y se convirtió en una gran ayuda para mí y otros.

 De repente, una mujer de mi edad llegó a la zona naranja. Estaba aterrorizada de verme tan enferma y sin atención médica. Dijo que vino al hospital por dolor de espalda y asumieron que era positiva para Covid sin pruebas. Mi amiga le sugirió que tomara el examen. La mujer huyó muy asustada. Una hora más tarde vino otra mujer, y lo mismo sucedió, ella había sido enviada a la zona infectada sólo por sospecha.

 Con el paso de las horas, mi salud empeoró. Mi buen amiga compañera de banda trajo una silla portátil para que pudiera estirar mis piernas entumecidas debido a mi problema de varices. Pidió a algunas enfermeras que me ayudaran, pero nadie escuchó.  Debido a la tos no podía sostener mi orina y mis pantalones estaban empapados. Mas tarde una enfermera me llamó desde el área verde Covid libre que estaba al otro lado del pasillo. Estuve  en shock temiendo  propagar el virus entre los pacientes. Le dije a la enfermera que estaba infectada pero ella se reía de mí. Me puso  el medidor de oxígeno de la sangre en mi dedo quitando el monitor de signos vitales de otra enfermera.

 Esta miserable mujer me dio una vuelta por la rotonda donde estaban los médicos. En un momento por descuido se apagó el monitor portátil y alguien que pasaba por su lado lo encendió. Ella me dio un tour por el área de pacientes sin virus y algunos no tenían la mascarilla en su lugar. Me sentí como un perro arrastrado por una correa en el dedo mientras la enfermera se burlaba de mí.

 A punto de cumplir 8 horas de estar pidiendo atención médica, me rendí. Empecé a gritar desesperadamente por mi alta. Alguien joven me dijo que el doctor vendría pronto porque la emergencia no estaba muy ocupada. No había razón para seguir sufriendo e infectando pacientes que pasaban por el lado de la banda de Covid para entrar a otros departamentos. Había una cortina de plástico, pero tenía un gran espacio abierto. No sabía el resultado de mi radiografía y cuando me dieron de alta alguien me dijo que estaba bien. Esta ha sido mi peor experiencia en un hospital.